• ¿Cómo afecta la luz artificial a los seres humanos y a la biodiversidad?
  • ¿Cómo se estructuran/deciden/planean las instalaciones públicas en exteriores?

En el marco del Congreso ICTA-UAB Conference 2024: Growth vs Climate, evento que tiene como objetivo abordar los problemas ambientales más acuciantes de nuestro tiempo, el Clúster de iluminación CICAT organizó un encuentro paralelo para debatir sobre el impacto de la luz artificial nocturna (ALAN Artificial Light-At-Night, en inglés) en la salud humana y el medio ambiente.

La iluminación exterior, como accesorio estrictamente humano, es una herramienta muy útil para la vida cotidiana y la actividad económica, y es un agente muy contaminante a menudo descuidado. La propuesta, bautizada CICAT Night Walk, invitó a los asistentes a reflexionar sobre el uso que hacemos como sociedad de esta poderosa herramienta. Consideramos la iluminación artificial y su aplicación en el espacio público, desde el punto de vista de las personas que la disfrutan, y también desde el punto de vista de los profesionales que trabajan con ella.

El paseo incitó a la conversación en torno a la reducción de la iluminación urbana como consecuencia de una acción y un compromiso reales para abordar su influencia climática y su elevado consumo energético.

La iluminación exterior es el resultado de un trabajo de diseño, una aplicación de criterios establecidos por las prioridades de una sociedad que toma sus decisiones sobre el espacio compartido. Ya sea pública o privada, es una herramienta que se ha vuelto indispensable para prolongar la actividad de los seres humanos más allá de la puesta de sol. Una de las consecuencias de esta situación es la uniformidad de los horarios en nuestras vidas, independientemente de la duración del día solar, que es cambiante con las estaciones del año, o de la latitud en que nos encontremos. Esto puede conducir a desajustes entre nuestro reloj biológico interno (que se sincroniza principalmente por efecto de los ciclos de luz y oscuridad) y nuestra rutina diaria cotidiana. La oscuridad nocturna es, por lo tanto, un recurso saludable que no siempre está al alcance de todo el mundo.

La alteración del ciclo circadiano es peligrosa y fue clasificada en 2007 por la organización mundial de la salud como factor de riesgo para enfermedades graves. A pesar de ello, las normas que permitirían su regulación en el entorno construido tardan en desarrollarse. Recientemente, la UE ha publicado un documento científico de referencia para el fomento de políticas medioambientales dirigidas a la mitigación y disminución de la contaminación lumínica[1].

¿Cómo concienciar y crear complicidades en torno a una cultura de buena iluminación para todos?

De la mano de Alberto Barberá, Lighting Designer del estudio Anoche Iluminación, y Àfrica Sabé, Arquitecta y Lighting Designer, ambos miembros del clúster, se realizó una conversación paseada, desde la estación de ferrocarril de Bellaterra (Barcelona) hacia una zona no alumbrada, donde paso tras paso se fueron desgranando y analizando diferentes aspectos técnicos, culturales y sociales de la iluminación urbana.

Uno de los principales objetivos del recorrido era ofrecer a las personas que participaron la posibilidad de vivir el momento del crepúsculo, del paso de la luz a la oscuridad natural, sin interferencias del alumbrado público. Esta experiencia de tránsito en un momento límite del día, que puede realizarse de forma cotidiana pero que no es tan accesible en un entorno urbanizado, permite al organismo sincronizar el reloj biológico de una forma natural.

En torno al debate de cómo afecta la iluminación a los seres humanos y biodiversidad, se presentaron posibles normas de bienestar como directrices de iluminación destinadas a minimizar la influencia en el sistema circadiano del cuerpo, la utilización de la iluminación para influir positivamente en el ánimo de las personas, proporcionar un entorno visual adecuado para la claridad en la percepción y la lectura del espacio y en general, y mejorar la experiencia personal de los lugares.

Para ello, salieron a debate diversas opciones como sería el control del alumbrado, el desarrollo de aplicaciones, el uso de luz portátil o la reducción de los niveles, entre otros.

El objetivo del encuentro fue dotar a los asistentes de una mirada crítica y reflexiva hacia las instalaciones de iluminación que nos rodean y hacia el uso que hacemos de ellas en el día a día, analizando cómo nos afecta y cómo se podría utilizar esta tecnología no solo como una simple herramienta de visión, si no como una pieza clave para el bienestar de los usuarios.

El recorrido de vuelta, ya en completa oscuridad, se hizo posible por el uso de lámparas de baterías proporcionadas por los fabricantes colaboradores del evento, FARO Barcelona y la empresa francesa Chrysalis, que suministró un juego de prototipos de su luminaria Selene, un concepto de luminaria urbana portátil de acceso público, diseñada en colaboración por Roger Narboni y Gaia Lemmens.

CICAT Dark Walk es una iniciativa del proyecto europeo SHAPE-THE-LIGHT, organizado por CICAT y Alberto Barberá y con la colaboración de Àfrica Sabé, Faro Barcelona y Chrysalis.

Las fotografías del evento son de Álvaro Valdecantos

[1] Referencia: Science for Environment Policy (2023) Light Pollution: Mitigation measures for environmental protection. Future Brief 28. Brief produced for the European Commission DG Environment by the Science Communication Unit, UWE Bristol. Available at: https://ec.europa.eu/science-environment-policy .

 

 

«Co-funded by the European Union. Views and opinions expressed are however those of the author(s) only and do not necessarily reflect those of the European Union or EACEA Agency. Neither the European Union nor the granting authority can be held responsible for them.”

 

 


[ENG]

CICAT Dark Walk: do humans need so much light?

  • How does artificial light affect humans and biodiversity?
  • How are outdoor public facilities structured/decided/planned?

In the framework of the ICTA-UAB Conference 2024: Growth vs Climate, an event that aims to address the most pressing environmental issues of our time, the CICAT Lighting Cluster organised a side event to discuss the impact of artificial light at night (ALAN) on human health and the environment.

Outdoor lighting, as a strictly human accessory, is a very useful tool for daily life and economic activity, and a very polluting agent often neglected. The proposal, named CICAT Night Walk, invited the audience to reflect on how society use this powerful tool. We considered artificial lighting and its application in public space from the point of view of the people who enjoy it, and from the point of view of the professionals who work with it.

The walk prompted conversation around the reduction of urban lighting as a consequence of real action and commitment to address its climate influence and high energy consumption.

Outdoor lighting is the result of design work, an application of criteria established by the priorities of a society that makes its decisions about shared space. Whether public or private, it is a tool that has become indispensable for prolonging human activity beyond sunset. One of the consequences of this situation is the uniformity of schedules in our lives, regardless of the length of the solar day, which changes with the seasons, or the latitude where we are. This can lead to misalignments between our internal biological clock (which is mainly synchronised by the effect of light and dark cycles) and our daily routine. Night-time darkness is therefore a healthy resource that is not always available to everyone.

Disruption of the circadian cycle is dangerous and was classified in 2007 by the World Health Organisation as a risk factor for serious diseases. Despite this, standards that would allow its regulation in the built environment are slow to develop. Recently, the EU has published a scientific reference document for the promotion of environmental policies aimed at mitigating and reducing light pollution1.

How to raise awareness and create complicity around a culture of good lighting for all?

Alberto Barberá, Lighting Designer at Anoche Lighting Studio, and Àfrica Sabé, Architect and Lighting Designer, both members of the cluster, led a conversation walk from the Bellaterra train station (Barcelona) to an unlit area, where, step by step, different technical, cultural, and social aspects of urban lighting were discussed and analysed.

One of the main objectives of the route was to offer participants the possibility of experiencing the moment of twilight, the transition from light to natural darkness, without interference from public lighting. This experience of transit at a limit moment of the day, which can be done on daily basis, but which is not so accessible in a built-up environment, allows the body to synchronise the biological clock in a natural way.

Around the discussion of how lighting affects humans and biodiversity, possible norms of well-being were presented as lighting guidelines aimed at minimising the influence on the body’s circadian system, using lighting to positively influence people’s mood, providing a visual environment suitable for clarity in perception and reading of space and generally enhancing the personal experience of places.

To this end, various options were discussed such as lighting control, the development of applications, the use of portable light or the reduction of levels, among others.

The aim of the meeting was to provide attendees with a critical and reflective look at the lighting installations that surround us and the use we make of them on daily basis, analysing how they affect us and how this technology could be used not only as a simple vision tool, but also as a key element for the well-being of users.

The walk back in complete darkness was made possible using battery-powered lamps provided by the event’s collaborating manufacturers, FARO Barcelona and the French company Chrysalis, which supplied a set of prototypes of its Selene luminaire, a concept of portable urban luminaire for public access, designed in collaboration with Roger Narboni and Gaia Lemmens.

CICAT Dark Walk is an initiative of the European project SHAPE-THE-LIGHT, organised by CICAT and Alberto Barberá with the collaboration of Àfrica Sabé, Faro Barcelona and Chrysalis.

The photographs of the event are by Álvaro Valdecantos.

 

[1] Referencia: Science for Environment Policy (2023) Light Pollution: Mitigation measures for environmental protection. Future Brief 28. Brief produced for the European Commission DG Environment by the Science Communication Unit, UWE Bristol. Available at: https://ec.europa.eu/science-environment-policy .